La Denominación de Origen Protegido Valle de Güimar aparece reconocida oficialmente en 1996 por la Orden Ministerial de 27 de Septiembre. El origen de la DOP podemos encontrarlo en 1989, en este año 15 viticultores del Valle de Güimar se asociaron para formar la SAT Viticultores de la Comarca de Güimar para elaborar vino embotellado por primera vez en la zona. De hecho hasta que se terminaron las obras de la bodega comarcal en 1996 estuvieron elaborando y embotellando su vino en un local alquilado en Güimar. En 1992 también se produce la asociación de la mayoría de viticultores y bodegueros del valle para implantar controles de calidad . En 1994 la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente reconoce la Denominación de Origen Valle de Güimar ratificada por el Ministerio en 1996.
La DOP Valle de Güimar está situada en el sureste de la isla de Tenerife y comprende los municipios de Güimar, Arafo y Candelaria. El viñedo presenta unas características singulares, su altitud varía entre los 300 y los 1.700 metros y presenta una elevada insolación. Izaña, donde está el observatorio del Teide, registra los valores más altos de toda España con 3472 horas de sol al año.
Historia
Las historia del cultivo de la vid en el Valle de Güimar comienza en el año 1.500. Los hermanos Blasino y Juan Filippo Inglesco, procedentes de Piombino (Livorno), reciben de Alonso Fernández de Lugo una concesión de tierras con el encargo de construir en Güimar un ingenio azucarero. Hay que señalar que, además de la financiación de la conquista por parte de banqueros genoveses, fueron numerosos los italianos que fueron a establecerse a Tenerife en esta primera época de colonización. Otro dato curioso es la mano de obra portuguesa que trajeron los hermanos Inglesco de Madeira. Las familias portuguesas introdujeron la tradición de Los Altares de San Antonio, en la que se instalan altares donde se muestran tallas o cuadros de San Antonio de Padua. Pero, volviendo al vino, consta que los hermanos Inglesco cultivaron vid en sus tierras además de la caña de azucar.
Si en un principio el cultivo de caña de azucar era más rentable económicamente poco a poco la situación fue cambiando a favor del vino. En 1705 se produce una erupción volcánica en la cumbre del Valle de Güimar que supone la transformación definitiva de los cultivos de la zona. Así lo describe el naturalista francés André-Pierre Ledrú en su Viaje a la isla de Tenerife (1796) «Después de una hora de marcha atravesamos un estrato de lava gris, muy dura, que parte desde la cima de la montaña, se dibuja en las laderas y se prolonga hasta el mar, en una extensión de tres leguas por un ancho de 20 a 30 metros. Esta lava fue vomitada en 1705 por un volcán cuyo cráter subsiste todavía en la cima de la montaña, que ha sufrido en esa parte un hundimiento considerable. Esta erupción destruyó el cultivo de la caña de azúcar, que constituía la riqueza de Güímar. En sus cenizas los habitantes sembraron primero trigo, del que no obtuvieron sino cosechas muy flojas; finalmente, desde hace cuarenta años, han sustituido este cultivo por el de la vid, y el éxito ha acompañado de tal forma este intento que Güímar, antiguamente pobre y poco conocida, ha visto triplicar rápidamente sus riquezas y su población».
Sin embargo no todo fue favorable al desarrollo de la viticultura en el valle de Güimar y a las Islas Canarias en General. La alianza entre Portugal e Inglaterra en el siglo XVII supuso un duro revés a las exportaciones canarias de vino en beneficio de los vinos portugueses. La pérdida de los mercados inglés y luso se compensó en 1718 con la proclamación del Libre Comercio con Las Indias y posteriormente con la apertura del mercado norteamericano trás la Independencia, pero las epidemias de mildiu y oídio en la segunda mitad del siglo XIX significaron el inicio de la decadencia del viñedo en Canarias.
Afortunadamente a finales del siglo XX se produce, no sólo en Canarias sino en España en general, una reacción por parte de viticultores y bodegueros, apostando cada vez más por la calidad y las características diferenciales de cada zona de producción. En la denominación que nos ocupa con la asociación en torno a la bodega comarcal y la posterior creación de la Denominación de Origen Protegido Valle de Güimar.
Zona Geográfica
El Valle de Güimar es una depresión formada por el deslizamiento de materiales hacia el mar localizada en la zona sureste de la Isla de Tenerife. Comprende los municipios de Güimar, Arafo y Candelaria. Tiene una extensión aproximada de 122 kilómetros cuadrados, se encuentra delimitado por la Cordillera Dorsal en su cabecera, y las laderas de Chafa y Güimar en sus extremos este y oeste respectivamente, y presenta una pendiente relativamente suave abarcando desde zonas de alta montaña hasta la costa.
La zona sur de la isla de Tenerife se ve excluída de la acción de los vientos alisios y presenta un régimen de lluvias menos que la zona norte, sin embargo parte de la humedad transportada por estos vientos sobrepasa la cumbre y llega hasta el valle. Aún así las diferencias de altitud dentro del área de la denominación suponen importantes diferencias de pluviosidad y temperatura entre las zonas más bajas y las de alta montaña. Otra característica determinante, como ya hemos visto al principio, es la elevada insolación.
Tipos de Vino y Variedades de Uva
La DOP Valles de Güimar ampara los siguientes tipos de vino, señalando además las cualidades organolépticas requeridas.
- Vino blanco. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color amarillo pálido a pajizo. Fase olfativa: de intensidad media, limpios con aromas a fruta y notas florales. Pueden aparecer matices de hierba fresca y/o balsámicos. Fase gustativa: sabrosos, frescos y postgusto frutal.
En caso de elaboraciones con estancia en barrica mínima de dos meses, podrán aparecer tonalidades doradas y en la fase gustativa mayor amplitud e integración de la barrica.
En esta comarca se elaboran vinos blancos con la mención de afrutados en los que intervienen distintas variedades, entre ellas como factor común se encuentra la variedad moscatel. Estos vinos se caracterizan por ser vinos limpios y brillantes de color amarillo pálido, de intensidad media o medio alta, con aromas a fruta madura donde pueden aparecer las notas cítricas y aromas florales de flor blanca, pudiendo aparecer matices herbáceos. Son vinos potentes, frescos y postgusto frutal. - Vino rosado. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color rosado. Fase olfativa: de intensidad media, limpios, con aromas a fruta roja. Fase gustativa: sabrosos, frescos y postgusto frutal.
- Vino tinto. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color rojo cereza a granate. Fase olfativa: de intensidad media, limpios, con aromas a fruta madura, pueden aparecer notas terrosas y especiadas. Fase gustativa: sabrosos, frescos, equilibrados y postgusto frutal.
En elaboraciones en tinto con estancia mínima de tres meses en barrica de roble aparecerán tonalidades rubí con aromas limpios avainillados, con gusto persistente, vinos equilibrados y estructurados con los aportes de la barrica integrados. - Vino dulce clásico. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color amarillo pajizo. Fase olfativa: de intensidad media-alta, limpios con aromas a frutas con notas amieladas y balsámicas. Fase gustativa: sabrosos a potentes, equilibrados y postgusto afrutado.
- Vino de licor. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color amarillo dorado a ámbar. Fase olfativa: intensidad alta con notas de fruta escarchada, notas tostadas y amieladas, pueden aparecer notas especiadas. Fase gustativa: sabrosos, dulces y equilibrados en elementos del sabor.
En el caso de la elaboración de vinos tintos de licor, la fase visual se caracteriza por color rojo cereza a granate. - Vino espumoso de calidad. Fase visual: vinos de color amarillo pálido a dorado, burbuja fina y corona persistente. Fase olfativa: intensidad media, limpios con carácter frutal, pueden aparecer notas herbáceas y con matices a panadería. Fase gustativa: fresca, buena acidez y buena persistencia.
- Vino de aguja, y de aguja gasificados. Fase visual: vinos de color amarillo pálido a pajizo, limpio y con presencia de finas burbujas. Fase olfativa: intensidad media a alta, vinos limpios con aromas frutales y florales, con matices balsámicos. Fase gustativa: vinos amplios, picantes, ligeramente ácidos con notas a frutos secos al retrogusto.
- Mosto parcialmente fermentado. Fase visual: vinos limpios y brillantes, de color amarillo pálido a pajizo. Fase olfativa: intensidad media, limpios con carácter frutal, pueden aparecer notas herbáceas. Fase gustativa: fresca, buena acidez y equilibrado en dulzor.
En elaboraciones en rosado y tinto, la fase visual de los vinos de aguja, de aguja gasificados y el mosto parcialmente fermentado se corresponderá con la fase visual de rosados o tintos respectivamente.
Las distintas categorías de vinos envejecidos de esta Denominación deberán presentar en la fase visual un color más intenso que el de los vinos jóvenes, en función de su elaboración en blanco, rosado o tinto, en la fase gustativa se aprecian las notas propias de la madera, junto con matices frutales y a vainilla, en los vinos «gran reserva» pueden aparecer notas tostadas de mayor intensidad. En fase gustativa son vinos elegantes, equilibrados, con redondez y estructura.
En cuanto a las variedades de uva autorizadas por la DOP Valle de Güimar:
Variedades de uvas blancas
- Recomendadas o preferentes: Albillo, Bermejuela o Marmajuelo, Forastera Blanca, Doradilla, Güal, Malvasía aromática, Malvasía volcánica, Moscatel de Alejandría, Sabro, Verdello y Vijariego blanco o Diego.
- Autorizadas: Burrablanca, Listán Blanco de Canarias, Pedro Ximénez y Torrontés
Variedades de uvas tintas
- Recomendadas o preferentes: Castellana Negra, Listan Negro o Almuñeco, Malvasía Rosada, Negramoll y Tintilla.
- Autorizadas: Bastardo Negro o Baboso Negro, Cabernet Sauvignon, Listán prieto, Merlot, Moscatel Negro, Pinot Noir, Ruby Cabernet, Syrah, Tempranillo, Vijariego Negro.
Clasificación
De acuerdo con el periodo de envejecimiento del vino los vinos de la denominación pueden indicar en su etiquetado los términos tradicionales de crianza, reserva y gran reserva de acuerdo con las siguientes condiciones:
- Crianza: Los vinos tintos con un periodo de envejecimiento mínimo de 24 meses, de los que habrán permanecido al menos 6 meses en barricas de madera de roble de una capacidad máxima de 330l. Los vinos blancos y rosados con un periodo de envejecimiento mínimo de 18 meses, de los que habrán permanecido al menos 6 meses en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima.
- Reserva: Los vinos tintos con un periodo de envejecimiento mínimo de 36 meses, de los que habrán permanecido al menos 12 meses en barricas de madera de roble de una capacidad máxima de 330 l y en botella el resto de dicho periodo. Los vinos blancos y rosados con un periodo de envejecimiento mínimo de 24 meses, de los que habrán permanecido al menos 6 meses en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima y en botella el resto de dicho periodo.
- Gran Reserva: Los vinos tintos con un periodo de envejecimiento mínimo de 60 meses, de los que habrán permanecido al menos 18 meses en barricas de madera de roble de una capacidad máxima de 330 l y en botella el resto de dicho periodo. Los vinos blancos y rosados con un periodo de envejecimiento mínimo de 48 meses, de los que habrán permanecido al menos 6 meses en barricas de madera de roble de la misma capacidad máxima y en botella el resto de dicho periodo.
Está permitida también la utilización de los términos noble, añejo y viejo de acuerdo con las siguientes características:
- Noble: vinos que hayan sido envejecidos durante un periodo mínimo de 18 meses en total, en recipientes de madera de roble de una capacidad máxima de 600 L o en botella.
- Añejo: vinos que hayan sido envejecidos durante un periodo mínimo de 24 meses en total, en recipientes de madera de roble de una capacidad máxima de 600 L o en botella.
- Viejo: vinos que hayan sido envejecidos durante un periodo mínimo de 36 meses, cuando el envejecimiento haya tenido un carácter marcadamente oxidativo debido a la acción de la luz, del oxígeno, del calor o del conjunto de estos factores.
En el caso de los vinos espumosos de calidad las categorías están fijadas por la Unión Europea de acuerdo con su contenido en azucar
- Brut Nature: Inferior a 3 g/l. y sin adición de azúcar.
- Extra Brut: Entre 0 y 6 g/l.
- Brut: Inferior a 12 g/l.
- Extra Seco: Entre 12 y 17 g/l.
- Seco: Entre 17 y 32 g/l.
- Semi-seco: Entre 32 y 50 g/l.
- Dulce: Superior a 50 g/l.
Bodegas
- Bodega El Silencio
- Bodegas Viña Gómez
- Bodega Comarcal Valle de Güimar
- Bodega Hermanos Mesa
- Bodega Viña Herzas
- Juan Francisco Fariña Pérez
- Bodega Tempus
- Bodegas Ferrara
- Bodega Calius
- Bodegas El Rebusco
- Bodegas Prodiflora